Situada en el límite de las placas tectónicas euroasiática y africana, esta nación ibérica experimenta una actividad sísmica que históricamente ha tenido efectos devastadores.

Comprender los riesgos asociados a los terremotos en Portugal, junto con el contexto histórico, las evaluaciones científicas y las medidas de preparación, es crucial tanto para los residentes como para los visitantes a la hora de mitigar los posibles impactos.

Antecedentes geológicos

El marco geológico de Portugal contribuye significativamente a su riesgo sísmico. El país está situado principalmente en la Placa Euroasiática; sin embargo, su costa occidental está influenciada por la presencia de la Falla de Transformación Azores-Gibraltar y la Dorsal Mesoatlántica. La interacción entre estas placas tectónicas crea un entorno propenso a los terremotos, tanto de foco superficial como profundo. Esta composición geológica ha dado lugar a varios eventos sísmicos significativos a lo largo de los siglos.

Contexto histórico de los terremotos

La historia de los terremotos en Portugal está marcada por uno de los acontecimientos más catastróficos de la historia europea: el Gran Terremoto de Lisboa de 1755. Ocurrido el 1 de noviembre, este seísmo, de magnitud estimada entre 8,5 y 9,0, devastó Lisboa y sus regiones circundantes. Las repercusiones no sólo incluyeron los temblores, sino también los tsunamis e incendios posteriores que provocaron la pérdida de entre 30.000 y 100.000 vidas, así como una inmensa destrucción de infraestructuras. El suceso de 1755 influyó profundamente en el pensamiento filosófico, provocando cambios en los códigos de construcción, la planificación urbana y los mecanismos de respuesta ante emergencias.

En los siglos siguientes, Portugal no ha sido inmune a otros acontecimientos sísmicos significativos. En 1909, la ciudad de Ribeira Grande, en las Azores, sufrió un terremoto de magnitud 7,2, y en 1969, otro seísmo de magnitud 7,9 sacudió la costa cercana a la región del Algarve. Cada uno de estos sucesos ha contribuido a aumentar la concienciación sobre los riesgos sísmicos y la necesidad de estar preparados.

Evaluación actual del riesgo sísmico

Según el Centro Sismológico Europeo-Mediterráneo(EMSC) y el Instituto Português do Mar e da Atmosfera(IPMA), Portugal está clasificado en diferentes zonas de riesgo sísmico. Las Azores y partes del continente, especialmente las costas occidental y meridional, están clasificadas como zonas de alto riesgo. Factores como la ubicación, la densidad de población y la naturaleza de las infraestructuras afectan significativamente al perfil general de riesgo.

Los centros urbanos como Lisboa y Oporto, que están densamente poblados y albergan varios edificios históricos, son especialmente vulnerables. Mientras tanto, las zonas rurales pueden enfrentarse a problemas relacionados con estructuras más antiguas que no están adecuadamente adaptadas para resistir eventos sísmicos. Los códigos de construcción modernos han mejorado la resistencia de las nuevas construcciones, pero muchos edificios antiguos siguen estando en peligro.

Los sismólogos siguen vigilando diligentemente la actividad tectónica de la región. El IPMA y el Laboratorio de Sismología de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Lisboa realizan periódicamente estudios de seguimiento de la actividad sísmica y análisis de datos históricos. La información recopilada contribuye a la elaboración de mapas de riesgo y a la comprensión de posibles escenarios sísmicos, ayudando a las comunidades a prepararse mejor para futuros eventos.

Impactos de los terremotos

El impacto potencial de los terremotos en Portugal puede ser catastrófico, desde la pérdida de vidas y lesiones hasta daños generalizados en las infraestructuras y trastornos económicos. Las regiones costeras son particularmente susceptibles a los tsunamis generados por terremotos submarinos, lo que supone riesgos adicionales para las comunidades e infraestructuras costeras.

Las ramificaciones económicas tras un terremoto también pueden ser profundas. Los costes de reconstrucción pueden superar los miles de millones de euros, lo que repercute en los recursos nacionales. El sector turístico, que contribuye de forma significativa a la economía portuguesa, podría sufrir un declive tras un gran seísmo, especialmente en ciudades históricamente importantes como Lisboa y Oporto.

Además, el impacto psicológico sobre las personas y las comunidades tras sufrir un terremoto es significativo. El trauma de estos sucesos suele provocar problemas de salud mental a largo plazo que requieren la atención y el apoyo de los sistemas sanitarios locales.

Preparación y respuesta

Consciente de los riesgos que plantean los terremotos, Portugal ha desarrollado varias medidas para mejorar la preparación y las estrategias de respuesta. Estas iniciativas implican tanto a organismos gubernamentales como a organizaciones comunitarias centradas en la educación del público y la mejora de la resistencia de las infraestructuras.

1. Legislación y planificación urbana: A raíz de terremotos históricos, Portugal implantó estrictos códigos de construcción que abordan la seguridad sísmica. Todos los edificios nuevos, especialmente en zonas de alto riesgo, están obligados a cumplir estos códigos. Además, la planificación urbana incorpora ahora evaluaciones del riesgo sísmico, garantizando que los servicios esenciales se ubiquen en zonas más seguras.

2. Campañas de concienciación pública: El gobierno y las ONG participan en campañas educativas continuas destinadas a aumentar la concienciación pública sobre los riesgos sísmicos y las medidas de seguridad. Esto incluye información sobre cómo preparar kits de emergencia, desarrollar planes de comunicación familiar y responder durante y después de los eventos sísmicos.

3. Ejercicios de preparación ante emergencias: Se realizan periódicamente ejercicios y simulacros para preparar a las autoridades locales y a las comunidades ante posibles terremotos. En estos ejercicios participan los servicios de emergencia, las escuelas y los proveedores de atención sanitaria, asegurándose de que todas las partes entienden su papel en los escenarios de respuesta.

4. Investigación y vigilancia: La investigación continua de la actividad sísmica y los avances en tecnología geofísica han mejorado la comprensión y modelización de los terremotos. El establecimiento de una red de estaciones de vigilancia sísmica permite la recogida y el análisis de datos en tiempo real, facilitando tiempos de respuesta más rápidos y predicciones más precisas.

5. 5.Participación de la comunidad: Se anima a las comunidades locales a formar equipos de respuesta ante emergencias y a desarrollar planes localizados de respuesta ante catástrofes. Estas iniciativas de base desempeñan un papel vital en la mejora de la resistencia de la comunidad y garantizan que los conocimientos y recursos locales se utilicen eficazmente durante las emergencias.

¿Qué podemos aprender de todo esto?

Aunque Portugal nos encandila continuamente con su belleza natural y su rico tapiz cultural e histórico, sigue siendo esencial mantenerse informado sobre los riesgos asociados a los terremotos. Las características geológicas del país, los acontecimientos históricos y la actividad sísmica actual dibujan un panorama complejo y aleccionador de vulnerabilidad potencial. Sin embargo, mediante una mejor preparación y el compromiso de la comunidad, es posible mitigar sustancialmente el impacto de los posibles eventos sísmicos.

La educación, la legislación y la investigación continua son componentes clave para promover una cultura de resiliencia entre los residentes y las autoridades locales. Con un espíritu de preparación y un enfoque proactivo de la gestión de catástrofes, Portugal puede salvaguardar mejor a sus ciudadanos, sus infraestructuras y su valioso patrimonio cultural de los inevitables riesgos sísmicos que plantea nuestra situación geográfica única.

Mientras Portugal se enfrenta a los retos que plantean las posibles catástrofes naturales, las lecciones aprendidas de su pasado siguen sirviendo de guía para construir un futuro más resiliente.