El empresario holandés Erik de Vlieger y su empresa pretenden rectificar esta situación, con planes para construir más de 300 apartamentos asequibles. "Tenemos 25 proyectos en Carvoeiro Branco y Antrix, lo que significa que vamos a llenar nuestra cartera con 1.500 a 1.600 unidades en los próximos cinco años", dijo a The Portugal News. "Esto nos convierte en el mayor promotor con sede en el Algarve, lo que refuerza nuestro compromiso con los que viven aquí".
"La vida es una cadena de casualidades", reflexionó sobre su llegada a Portugal hace casi 30 años. "Vine aquí por casualidad. En cuanto aterrizó mi avión, olí los pinos del aeropuerto de Faro, y eso fue todo. Hay decisiones que no se pueden racionalizar. Más tarde, acabé casándome con una notaria portuguesa. Por pura casualidad, entré en su despacho, la vi y me enamoré".
Pasión por el sector inmobiliario
Erik se describe a sí mismo como un "promotor de corazón", lo que se ha convertido en el lema de su empresa Carvoeiro Branco. "El origen de nuestra empresa es un negocio familiar que mi padre puso en marcha en 1950. La dirigen mi hermano y su hijo, pero yo sigo siendo accionista", cuenta. "A partir de ahí, desarrollé el sector inmobiliario en los Países Bajos, así que sé lo que hago".
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Desde la fundación de Carvoeiro Branco, ha invertido en muchos otros proyectos en todo el Algarve, con la intención de ampliar sus actividades en el mercado de la vivienda asequible. "Carvoeiro Branco lleva 19 años operando en la región, y ahora tenemos la estructura para avanzar y expandirnos a través de nuestra empresa hermana, Antrix", afirma.
Para Erik, los bajos salarios que se ofrecen a los trabajadores en el Algarve, en combinación con la subida vertiginosa de los precios de la vivienda, ejercen una presión aplastante sobre la población local. "Nadie invierte en el Algarve, para el Algarve", explica. "Están llegando cientos de apartamentos a Vilamoura, y el más barato cuesta 750.000 euros. ¿De qué les sirve eso a los lugareños? Créame, tengo hijos y nietos viviendo aquí y no es justo".
Invertir en expansión
Por su parte, Carvoeiro Branco está dispuesto a asumir los compromisos necesarios para mitigar la crisis inmobiliaria, especialmente a través de sus proyectos de viviendas asequibles en Vale da Pipa, en Lagoa, y Vale Lagar, en Portimão. Al mismo tiempo, el grupo está ampliando sus operaciones y trasladando su sede a un lugar emblemático: la Fábrica do Inglês, en Silves.
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Inaugurada en 1895 como fábrica de corcho, funcionó como tal durante más de un siglo antes de su cierre en 1995 y fue sede de un museo del corcho hasta 2010, cuando las dificultades financieras del propietario dejaron la propiedad en un estado de limbo. "La escritura de la Fábrica do Inglês ha finalizado, y estamos muy orgullosos de haber adquirido este inmueble cultural único", anunció Erik, aportando un sentimiento de esperanza a este lugar histórico, que servirá tanto de base de su empresa como de hotel de 50 habitaciones, alimentando la economía local.
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Más allá del Algarve, Erik reveló que el grupo está negociando terrenos en Montijo y Setúbal. "Ya estamos en conversaciones con el ayuntamiento para ver si podemos obtener permisos de construcción para 2027-2028", mencionó, mostrando la ambición del grupo de crecer en todo el país.
Una estrategia para los jóvenes
Erik considera que el secreto del éxito de una empresa reside en el equipo que la rodea. "Cuando hice Carvoeiro Branco, decidí invertir en la calidad de mi gente, cuando lo hacen bien, al final también comparto los logros. Como empresa, también hemos crecido mucho, porque no depende sólo de mí, sino de mi equipo", explica. "Soy el capitán del barco, pero sin mi gente no llegaría a ninguna parte".
"Quiero abrir el debate, porque lo único que pueden hacer los jóvenes con talento del Algarve es servir Coca-Cola a los extranjeros", reflexionó Erik sobre las dificultades a las que se enfrentan las nuevas generaciones en estos tiempos. "Tenemos que valorarlos, y para eso es necesario que suban los salarios y que se permita la entrada de otras industrias. ¿Por qué los centros de datos se construyen en Lisboa y no en el Algarve? ¿Por qué no creamos otras industrias, industrias modernas, para las generaciones venideras? Tenemos que definir una estrategia para el Algarve".
Desde el punto de vista de Erik, la actual crisis de la vivienda se debe a dos factores clave: las inmobiliarias, que buscan beneficios a corto plazo, y los gobiernos locales, que dan prioridad al dinero que aportan esos promotores frente a los contratos con viviendas asequibles. "Ningún promotor quiere construir casas de entre 180 y 280 mil euros porque, sencillamente, no puede ganar suficiente dinero", afirma. "He retado a los presidentes de todos los ayuntamientos a que inicien un debate con nosotros: vendremos a cualquier municipio y produciremos viviendas asequibles. El único problema es que llevo cuatro años esperando una licencia de obras".
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El permiso de obras en cuestión está relacionado con un proyecto en Vale de Pipa, en Lagoa, donde Erik pretende construir 304 apartamentos nuevos, cumpliendo así los objetivos de vivienda del gobierno municipal establecidos en los documentos oficiales de planificación. "No puedo entender cómo un promotor como nosotros, que compró un terreno para construir viviendas asequibles para la gente, tiene que esperar cuatro años para obtener un permiso de construcción, mientras que el PDM ya permite la construcción", lamenta. "Siempre acelerarán los proyectos que den más dinero, pero tienen que dar prioridad a los portugueses y también a los extranjeros que viven aquí".
Esta es su forma de devolver algo a la comunidad portuguesa. "Vivo en esta sociedad, nunca he sido tan feliz en mi vida", remarca Erik. "Este país me ha acogido y me ha dado seguridad a mí, a mis hijos y a mis nietos". "Es muy importante hacer algo a cambio, y lo que podemos hacer, e insto a todos los promotores del Algarve a que lo hagan, es construir viviendas asequibles para la gente que vive y trabaja aquí", concluyó.








