El primer firmante fue Francisco George, especialista en salud pública y ex director general de Sanidad. La petición está respaldada por tres comunidades científicas y asociaciones de enfermos, "en un consenso técnico y social que legitima la urgencia de la medida y reclama protección frente a una enfermedad que puede afectar a una de cada tres personas".

"El apoyo de más de un millar de ciudadanos legitima la urgencia de la medida, especialmente cuando 13 países europeos ya han incluido esta vacuna en sus calendarios de vacunación, mientras que Portugal mantiene esta prevención como un privilegio disponible sólo para aquellos que pueden permitírselo -actualmente sin copago-", señalan los promotores de la iniciativa en un comunicado.

Según los peticionarios, la vacunación contra la zona representa un coste para el usuario correspondiente a cerca del 70% del índice de apoyo social.

Señalan que en sólo un año, entre julio de 2023 y junio de 2024, 62.985 adultos fueron diagnosticados de espinillas y requirieron asistencia sanitaria como consecuencia de este problema, que lleva asociado un alto impacto en la calidad de vida por el intenso dolor que provoca y que puede llegar a provocar pérdida de visión y dificultades motoras.

Además del impacto sobre la salud, un episodio de herpes zóster también supone una carga económica para el Servicio Nacional de Salud, con un coste anual estimado de hasta 10,2 millones de euros, incluyendo costes directos (7,2 millones) y costes indirectos, como el absentismo laboral, asociado a un impacto de más de 2,4 millones de euros al año.

Los peticionarios argumentan que estos costes pueden evitarse gracias a la vacuna, cuya eficacia está científicamente demostrada desde hace más de 11 años.

"La sostenibilidad del Servicio Nacional de Salud(SNS) requiere medidas preventivas eficaces para reducir el impacto de las enfermedades que ponen en peligro la autonomía de los ciudadanos y sobrecargan el sistema sanitario", reza la petición.

También subraya que, en Portugal, la esperanza media de vida a los 65 años es de 19,5 años para las mujeres y 17,7 años para los hombres, pero menos de la mitad de ese tiempo se pasa con buena salud, lo que sitúa al país por debajo de la media europea.

"Este envejecimiento con enfermedad refleja la urgente necesidad de estrategias preventivas eficaces", argumentan los peticionarios.

También afirman en el documento que "se han realizado múltiples llamamientos al Gobierno, al Parlamento y a la Dirección General de Salud, sin que se haya obtenido ninguna respuesta concreta, posponiéndose sucesivamente la actualización del PNV, lo que perpetúa una desigualdad en el acceso a la prevención".