En los últimos 40 años, la economía portuguesa ha crecido un 2% anual, algo que Anacleto considera "positivo", pero lejos de alcanzar la media europea. A ello contribuyen varios retos, como el bajo PIB de Portugal dentro de la Unión Europea, su limitado acceso al capital y el hecho de que otros países puedan invertir más y a mayor volumen, según un informe de ECO.
"Hoy, creemos que ya estamos en una senda muy positiva, pero si actuásemos en tres grandes frentes -en industrias estructurales, en nuevas arenas y aprovechando todo el potencial de la automatización y de la inteligencia artificial- podríamos aspirar a duplicar nuestro PIB en los próximos 15 años", estima la consultora, en palabras de André Anacleto.
El socio de McKinsey presentó estas estimaciones en la reunión anual de Elecpor, que se celebra en Lisboa.
La consultora estima que sólo la transición energética podría aportar al país un aumento del 15% del PIB y crear 300.000 nuevos puestos de trabajo, el 20% de los cuales serían de alta cualificación.
El socio de McKinsey afirma que "Portugal reúne las condiciones naturales para liderar" esta transición en Europa, pues ya cuenta con precios de la electricidad un 30% inferiores a la media europea. Pero "aunque estamos dando los pasos adecuados en la dirección correcta, probablemente no lo estamos haciendo tan rápido como podríamos", advierte.
La consultora cree que hay cuatro formas de aprovechar esta oportunidad: acelerar la implantación de las renovables, poner en marcha y ejecutar grandes proyectos que movilicen el ecosistema, y descarbonizar y revitalizar las industrias existentes, preparándolas para el futuro al tiempo que se desarrollan otras nuevas. En este sentido, destaca la oportunidad en sectores emergentes como los vehículos eléctricos, las baterías, los centros de datos y, por ejemplo, el acero verde.








