Este renacimiento comenzó con los esfuerzos por controlar y evitar que la contaminación entrara en el lago a través de sus afluentes, seguidos del largo proceso de dragado de la zona.

Dirigidas por la Autoridad de Conservación y Gestión de Wular, estas medidas han permitido eliminar la asombrosa cantidad de 8 millones de metros cúbicos de cieno en cinco años.