Con el paso del tiempo, lo que antaño había sido un monumento crucial para proteger la ciudad se volvió irrelevante al reinar la paz.
¿Qué forma más hermosa de celebrar este cambio de época que convertir el castillo en un jardín lleno de árboles y flores? Y esto es exactamente lo que ocurrió durante el siglo XIX, cuando una zona que antes había sido fundamental para la defensa se convirtió en un lugar que, por el contrario, es un destino de visita obligada cuando uno se encuentra en la zona.





