Uno de los proyectos más recientes y emblemáticos es el nuevo centro tecnológico de producción del Grupo CTS, que se instalará en Viana do Castelo. Esta infraestructura, con más de 21 mil metros cuadrados de área construida y que espera crear 500 puestos de trabajo directos, representa sólo el primer paso de una estrategia que pretende generar más de dos mil empleos en el país hasta el final de la década.

La elección de Viana do Castelo para albergar este centro no fue aleatoria. La proximidad al puerto, la existencia de un ecosistema industrial consolidado y la ubicación estratégica para exportar equipos al centro y sur de Europa fueron factores determinantes. Todos los productos fabricados en esta unidad saldrán con el sello "Designed and Made in Portugal", reforzando la posición del país como productor de tecnología punta para el mercado mundial de centros de datos. La finalización de las obras está prevista para el primer trimestre de 2026, y la unidad funcionará como un polo multifuncional, produciendo módulos de energía eléctrica, cuadros eléctricos, componentes modulares y prefabricados, en colaboración con la multinacional Eaton.

Esta inversión se inscribe en un contexto más amplio de transformación del paisaje tecnológico portugués. En los últimos años, Portugal se ha ido afirmando como nuevo polo europeo de centros de datos, beneficiándose de una combinación única de factores: situación atlántica privilegiada, acceso a cables submarinos intercontinentales, abundancia de energías renovables y estabilidad política. Estos elementos han atraído a operadores internacionales e impulsado proyectos a gran escala.

Entre los proyectos más relevantes se encuentra el Start Campus de Sines, considerado la mayor inversión privada en infraestructuras digitales de Portugal. Este megacentro de datos, con una capacidad prevista de 1,2 gigavatios, constará de seis edificios modulares e independientes, que ocuparán más de 60 hectáreas. SINES DC está fuertemente comprometido con la sostenibilidad, utilizando exclusivamente energías renovables y avanzados sistemas de refrigeración por agua de mar, minimizando el consumo de recursos naturales. El impacto económico previsto es significativo, no sólo por la creación de puestos de trabajo directos e indirectos, sino también por el efecto de arrastre en toda la cadena de valor, desde el mantenimiento industrial hasta la restauración y el alojamiento.

Lisboa, por su parte, sigue consolidándose como un importante centro de conectividad internacional. Empresas como Equinix han ido ampliando su huella, con la construcción de nuevos centros de datos en la capital. El más reciente, LS2, representa una inversión de 50 millones de euros y refuerza la capacidad de coubicación e interconexión de redes, sirviendo de punto de conexión entre Europa, África y América. La ciudad también se prepara para recibir un tercer centro de datos de Equinix, previsto para 2027, tras la creciente demanda de servicios en la nube, inteligencia artificial y almacenamiento de datos.

Otro proyecto destacado es la inversión de Google en las Azores, en el marco del proyecto Cloud. Además de la instalación de un cable submarino transatlántico que conectará Estados Unidos, Bermudas, São Miguel y Sines, está prevista la apertura de un centro de datos en la isla de São Miguel, reforzando la descentralización y capilaridad de la infraestructura digital nacional.

Junto a estos grandes operadores, otros actores como AtlasEdge, Merlin Properties, NOS, Altice y Claranet también han invertido en nuevas infraestructuras, contribuyendo a la diversificación y solidez del sector. El mercado portugués, aunque todavía se encuentra en una fase incipiente en términos de capacidad instalada, cuenta con una cartera de proyectos en construcción y planificación que promete multiplicar la oferta en los próximos años.

El impacto de la industria de centros de datos va mucho más allá de la tecnología. Se estima que el sector podría aportar hasta 26.000 millones de euros al PIB nacional en 2030 y crear unos 50.000 empleos cualificados. Los centros de datos son hoy activos estratégicos, fundamentales para la transformación digital de la economía, el desarrollo de clusters tecnológicos y la atracción de inversión extranjera. También permiten la retención del talento nacional y la creación de oportunidades en regiones fuera de los grandes centros urbanos, promoviendo la cohesión territorial.

Portugal reúne así todas las condiciones para afirmarse como polo de excelencia en la industria de los centros de datos, combinando innovación, sostenibilidad y competitividad. El nuevo centro de CTS en Viana do Castelo es un ejemplo más del dinamismo y la ambición que caracterizan esta nueva era digital portuguesa, en la que el país se posiciona cada vez más en el centro del futuro tecnológico de Europa y del mundo.