En zonas urbanas densas como Ámsterdam, estas viviendas se construyen sobre plataformas ancladas al agua que suben y bajan con el nivel de las aguas. Combinan la arquitectura con el diseño sostenible: paneles solares, infraestructuras compartidas, materiales ecológicos y vida colectiva.


Aunque prometedoras e innovadoras, estas casas flotantes se enfrentan a obstáculos normativos, económicos y técnicos, lo que las convierte por ahora en una opción de nicho.