Esta es una de las conclusiones del estudio "Después de la crisis energética: Respuestas políticas en la Península Ibérica", elaborado por los investigadores Gonzalo Escribano, Ignacio Urbasos, Ana Fontoura Gouveia, ex Secretaria de Estado de Energía, y João Fachada, ex técnico especialista de su gabinete, fruto de la colaboración entre la Fundación Francisco Manuel dos Santos(FFMS) y la Brookings Institution estadounidense.
"Tanto Portugal como España están bien posicionados para liderar la transición energética y aprovechar las nuevas oportunidades de industrialización verde, gracias a sus abundantes recursos renovables, su capacidad técnica y sus sólidas instituciones", señala el estudio.
Los autores subrayan que los dos países de la Península Ibérica se han fijado objetivos ambiciosos en sus Planes Nacionales de Energía y Clima para 2030 (PNEC/PNIEC), centrados en la electrificación, el hidrógeno verde y el refuerzo de las interconexiones eléctricas y de hidrógeno con el resto de Europa.
Sin embargo, señalan retos cruciales, como la falta de interconexiones con el resto de la Unión Europea (UE), la burocracia en los procesos de concesión de licencias, las limitaciones de la red eléctrica y la necesidad de implicar más a las comunidades locales en el reparto de los beneficios de los proyectos energéticos.
Según los autores, reforzar las interconexiones eléctricas y de hidrógeno entre la Península y el resto de Europa "es ahora una prioridad geopolítica y climática y debe ir acompañada de políticas industriales y sociales que garanticen una transición justa, competitiva e integradora".
El refuerzo de las interconexiones transfronterizas también fue mencionado por los expertos como "una necesidad urgente tras el apagón que afectó a la Península Ibérica en abril de este año", señalan.
El estudio concluye que Portugal y España tienen una creciente capacidad instalada de energía solar, eólica e hidráulica y "pueden desempeñar un papel central en el futuro mercado europeo del hidrógeno verde".
Además, sus infraestructuras de gas natural licuado (GNL) "son estratégicas para la diversificación de las importaciones energéticas, en particular de gas natural procedente de EE.UU. y Nigeria, mientras que se espera que los contratos a largo plazo con Rusia desaparezcan para 2027".
El estudio también señala que portugueses y españoles "muestran un fuerte apoyo a la transición energética, considerándola una oportunidad económica" y, por tanto, "este capital político debería aprovecharse para acelerar la puesta en marcha de proyectos y políticas que promuevan una descarbonización inclusiva, aprovechando las ventajas competitivas regionales".