Con la reducción de la población activa asociada al envejecimiento y la perspectiva de estabilización de la presión fiscal, Portugal encabezará, dentro de dos décadas y media, la lista de países de la Unión Europea cuyas finanzas públicas sufrirán la mayor presión debido al coste de las pensiones, sólo por detrás de España, según el Jornal de Negócios.
Según el último informe anual de la Comisión Europea sobre fiscalidad, el pago de las pensiones debería consumir, en 2050, algo más del 40% de los ingresos fiscales y de cotizaciones del país, es decir, cuatro de cada diez euros que perciben la Autoridad Fiscal y Aduanera(AT) y la Seguridad Social.
Esto supone un empeoramiento significativo respecto a los datos de partida del estudio, todavía de 2022, cuando la proporción de ingresos públicos necesarios para sostener las pensiones se mantenía por debajo del 35%. De media, la carga del coste de las pensiones será del 39,1% en las próximas dos décadas.
En el documento, Bruselas advierte de que, si todo sigue igual, "los futuros aumentos del gasto en pensiones reducirán el espacio para el gasto en otras áreas relacionadas con el envejecimiento (sanidad, cuidados de larga duración y educación) y en áreas no relacionadas (como investigación y desarrollo, defensa o vivienda)". Por lo tanto, habrá que hacer "concesiones difíciles", añade, y pide un aumento de la oferta de mano de obra "para aliviar las futuras tensiones sobre los ingresos fiscales y la sostenibilidad fiscal".