El templo, del que se sabe poco, data de los siglos I a IV d.C. y estaba integrado en el foro romano de la antigua Ossónoba, centro económico, político y social de la ciudad, explicó Felix Teichner, de la Universidad de Marburgo.

Según el investigador, las prospecciones realizadas a principios de esta semana en Largo da Sé -en el marco de un proyecto en el que participan las universidades de Marburgo y del Algarve- confirman la ubicación sugerida anteriormente por los arqueólogos que excavaron allí a mediados del siglo pasado, documentada en fotografías.

"[Lo que se detectó] es la esquina del templo. Y es visible en fotografías antiguas. En mi juventud, trabajé en Évora, frente al Templo de Diana, y éste es el mismo. Tenemos allí el podio y las escaleras", dijo, destacando que las nuevas tecnologías "son más rápidas que la excavación y no destruyen nada".

Las prospecciones, realizadas en colaboración con el Museo Municipal de Faro, utilizan equipos geofísicos, concretamente un radar terrestre, basado en el envío y recepción de ondas electromagnéticas en el subsuelo donde está enterrado el edificio romano.

La medición de la intensidad de la refracción de estas ondas por las estructuras enterradas permite obtener un dibujo de cómo era el edificio, cuya base está relativamente bien conservada, con vistas a definir la planta del templo, cuya fachada, al igual que la Catedral, daba a la Ría Formosa y al puerto de Ossónoba.

De este modo, los que llegaban por mar accedían rápidamente a la plaza y al templo de la antigua ciudad romana, una práctica habitual en las ciudades portuarias, donde la plaza principal se situaba cerca del puerto.

"Este es otro pequeño fragmento en el gran rompecabezas de la arqueología urbana de Faro", afirma Felix Teichner, subrayando que para interpretar los resultados será necesario un geofísico, ya que los arqueólogos a menudo no pueden hacerlo.

Preguntado por el posible futuro del yacimiento, el arqueólogo del Museo Municipal de Faro, Nuno Teixeira, subraya que el objetivo, por ahora, es cartografiar las estructuras, ya que cualquier posible excavación debe ir precedida de un proyecto museológico.

Maria João Valente, profesora adjunta de la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales de la Universidad del Algarve(Ualg) y zooarqueóloga, también defiende que, en este momento, saber lo que hay es más importante que excavar el yacimiento, ya que una excavación profunda en un entorno urbano es "muy complicada, cara e implica enormes molestias a la población".

El director del Museo Municipal de Faro, Marco Lopes, no duda de que sin la colaboración entre las dos universidades no habría sido posible proceder a este tipo de exploración subterránea, ya que la Universidad de Marburgo proporciona el equipo geofísico.

"No podíamos dejar de aprovechar [la asociación], desde el principio, desde la perspectiva del conocimiento y la interpretación de la ciudad en términos arqueológicos y patrimoniales", dijo, considerando que estos estudios ayudan a complementar "la visión de la organización urbana de la ciudad romana".

El proyecto, que se prolongará hasta 2026, está financiado por la Fundación para la Ciencia y la Tecnología (FCT) y el DAAD alemán.