Paulo Loureiro, CEO de Bondstone, admite que encontrar mano de obra en el mercado es "muy difícil", lo que amenaza los plazos y los costes de ejecución.

En declaraciones al Jornal Económico, subraya que la falta de trabajadores es sólo una de las barreras a las que se enfrentan los promotores. "Una de las principales frustraciones de los promotores inmobiliarios en Portugal son los plazos de concesión de licencias", dijo, señalando los procesos municipales que "introducen un grado de incertidumbre en términos de calendario", lo que "causa mucha incertidumbre para los inversores."

El proyecto Arcaya, que ocupa 68 hectáreas e incluye 700 unidades, ya ha recibido más de 100 millones de euros de inversión. Según Loureiro, sólo en la primera fase se lanzaron 70 villas y 34 lotes, con aproximadamente el 40% del proyecto vendido. Loureiro también destaca el aspecto de la sostenibilidad como diferenciador, explicando que algunas de las casas se están construyendo con madera, una técnica común en el norte de Europa y EE UU.

Otro obstáculo que destaca el directivo es la financiación. "El sistema bancario portugués es muy lento a la hora de apoyar a los promotores. Solicitar financiación y recibir una respuesta puede llevar meses. Y a menudo no tenemos meses para tomar decisiones", afirma en la publicación.