En aquella época, se suponía que tenía una finalidad diferente y estaba dedicado a los frailes agustinos, siendo la idea original del convento proporcionar un espacio para la hermandad, lo que hizo hasta la finalización de la iglesia en el siglo XV.
Ahora es conocido por un motivo diferente. En la época de las conquistas portuguesas, un hombre llamado Pedro Álvares Cabral fue el primer navegante europeo que llegó a Brasil.
Aunque esta afirmación puede cuestionarse, su legado sigue vivo, e incluso la plaza frente a esta iglesia lleva su nombre, lo que no es de extrañar, ya que él y su esposa están enterrados aquí.






