Los investigadores descubrieron que los constructores utilizaban una técnica de mezcla en caliente que combinaba cal viva y ceniza volcánica, lo que creaba propiedades autorreparadoras. Los hallazgos confirman y amplían las teorías anteriores sobre la fabricación del hormigón romano, ofreciendo ideas para la ingeniería y la restauración modernas.

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La investigación se ha publicado en Nature Communications y revisa antiguas interpretaciones de los escritos de Vitruvio sobre el cemento romano. Se espera que los resultados sirvan de base tanto para la restauración arqueológica como para el futuro desarrollo de materiales de hormigón más duraderos y con bajas emisiones de carbono.