Nació en 972 y murió el 13 de julio de 1024. Es el único emperador del Sacro Imperio Romano Germánico canonizado como santo.

Los primeros años de Enrique estuvieron marcados por su educación religiosa. Fue educado en la fe cristiana por el obispo Wolfgang de Ratisbona y estudió en la catedral de Hildesheim. Su padre, Enrique II, duque de Baviera, tuvo una historia de conflictos, lo que llevó al joven Enrique a pasar un tiempo en el exilio.

Como gobernante, Enrique fue un líder político decisivo. Tuvo que defender su trono y enfrentarse a señores rebeldes. También tuvo conflictos con el duque polaco Boleslaw I. El reinado de Enrique se caracterizó por centrarse en la renovación de los territorios imperiales al norte de los Alpes. También dirigió expediciones a Italia para hacer valer sus pretensiones feudales.

San Enrique fue un firme defensor de la Iglesia e inició varias reformas. Apoyó las reformas morales iniciadas en la abadía de Cluny. Trabajó para combatir la simonía y promover el celibato clerical. También fundó la diócesis de Bamberg. Es conocido por su notable piedad personal y su promoción de la Iglesia, que le valieron la canonización. También fomentó la actividad misionera e hizo fundaciones benéficas para los pobres.

Uno de los aspectos más llamativos de la vida de Enrique fue su matrimonio con Santa Cunigunde. Se cree que la pareja hizo voto mutuo de castidad, y su matrimonio no tuvo hijos. La fidelidad a su esposa fue un testimonio de su profundo amor y respeto por el sacramento del matrimonio.