Según el regulador del sector energético, la subida propuesta se traduce ahora en un incremento de entre 0,20 y 0,37 euros en la factura mensual, tasas e impuestos incluidos.
"Este incremento es inferior a la variación prevista del Índice de Precios de Consumo Armonizado (IPCA), lo que supone una reducción en términos reales".
El mercado regulado cubría a más de 820.000 clientes domésticos a finales de agosto, según datos del organismo regulador.
En Portugal continental, las tarifas para el usuario final en el mercado regulado registraron una variación media anual del 1,7% entre 2021 y 2026, según el regulador.
En el mercado libre, que contaba con 5,7 millones de clientes a finales de agosto, las tarifas al usuario final varían entre proveedores y dependen de la oferta contratada por el cliente.
El precio final de la factura de suministro de energía, tanto en el mercado regulado como en el libre, incluye las tarifas de acceso a la red, reguladas por ERSE, que reflejan el uso colectivo de la infraestructura eléctrica.
Para los consumidores de baja tensión, incluidos los consumidores domésticos, la variación de las tarifas de acceso a la red supondrá un aumento del 3%. Para los consumidores no domésticos conectados a muy alta y alta tensión, se prevé una reducción del 3,2% y del 0,9%, respectivamente.
En el mercado liberalizado, la variación final de precios depende también del componente de energía adquirido por cada suministrador en los mercados mayoristas, más el respectivo margen de comercialización.
Los clientes con tarifa social, tanto en el mercado regulado como en el libre, seguirán beneficiándose de un descuento del 33,8%, "calculado en base a los precios de venta a cliente final en el mercado regulado", señala ERSE.
La propuesta espera ahora la revisión del Consejo de Tarifas antes del 15 de noviembre, y ERSE tomará una decisión final antes del 15 de diciembre.