El informe "Cambio climático y estrés térmico en el lugar de trabajo", un análisis conjunto de la Organización Mundial de la Salud(OMS) y la Organización MeteorológicaMundial (OMM), llama la atención sobre los crecientes riesgos que el calor extremo supone para la salud de los trabajadores y recomienda a gobiernos, empresarios y autoridades sanitarias medidas para mitigarlos.

Los riesgos para la salud derivados de las olas de calor, cada vez más frecuentes, aumentan tanto para los trabajadores al aire libre como para los que trabajan bajo techo, e incluyen "insolación, deshidratación, disfunción renal y trastornos neurológicos".

Todos ellos "perjudican la salud y la seguridad económica a largo plazo", señalan las organizaciones en una declaración conjunta sobre el informe, y añaden que "aproximadamente la mitad de la población mundial sufre consecuencias adversas por las altas temperaturas".

Según informes recientes de la Organización Internacional del Trabajo(OIT), el calor excesivo es la causa de más de 22,85 millones de lesiones laborales en todo el mundo.

"El estrés térmico [cuando la capacidad del cuerpo humano para regular su temperatura se ve obstaculizada por condiciones ambientales muy calurosas o muy frías] ya está perjudicando la salud y los medios de subsistencia de miles de millones de trabajadores, especialmente en las comunidades más vulnerables", declaró Jeremy Farrar, Subdirector General de Promoción de la Salud y Prevención de Enfermedades de la OMS, citado en el comunicado.

Farrar afirmó que el análisis "ofrece soluciones prácticas y basadas en pruebas para proteger vidas, reducir la desigualdad y lograr fuerzas de trabajo más resistentes" para hacer frente al calentamiento global.

Para la OMM, el hecho de que 2024 haya sido "el año más caluroso jamás registrado" y de que las temperaturas diurnas superiores a 40 °C e incluso a 50 °C sean "cada vez más habituales" son claros indicios de que "es necesario tomar medidas inmediatas para hacer frente al creciente impacto del estrés térmico en los trabajadores de todo el mundo."

"El estrés térmico en el trabajo se ha convertido en un desafío social mundial, que ya no se limita a los países cercanos al ecuador, como lo demuestra la reciente ola de calor en Europa", dijo el Secretario General Adjunto de la OMM, Ko Barrett, y añadió que "proteger a los trabajadores del calor extremo no es sólo un imperativo sanitario, sino también una necesidad económica."

El informe recomienda desarrollar políticas sanitarias con planes específicos, teniendo en cuenta los patrones climáticos, los lugares de trabajo y las vulnerabilidades de los trabajadores, con especial atención a los trabajadores de más edad, los que padecen enfermedades crónicas y los que están en peor forma física.

Otras recomendaciones incluyen educar y concienciar a los primeros intervinientes, profesionales sanitarios, empresarios y trabajadores para que reconozcan y traten adecuadamente los casos de estrés térmico, así como implicar a todas las partes interesadas (trabajadores, sindicatos, expertos, autoridades locales, etc.) en la creación de "estrategias de salud frente al calor."

También recomienda adoptar "tecnologías que puedan ayudar a proteger la salud manteniendo la productividad", y apoyar la investigación y evaluación de estas medidas.

"Este informe representa un hito clave en nuestra respuesta colectiva a la creciente amenaza del calor extremo en el mundo del trabajo", declaró Joaquim Pintado Nunes, jefe de la OIT para la seguridad y la salud en el trabajo, citado en el comunicado.

Añadió que la organización que representa, junto con la OMS y la OMM, "por una acción urgente y coordinada para salvaguardar la salud, la seguridad y la dignidad de los más de 2.400 millones de trabajadores expuestos al calor excesivo en todo el mundo".