Sin embargo, es un momento conveniente para hacer balance y evaluar todas aquellas cosas que se deberían haber hecho y otras que se deberían haber evitado.
Para el que no se ha jubilado, la perspectiva de disponer siquiera de un día para no hacer absolutamente nada parece deliciosa pero bastante inalcanzable. Vivir las horas de vigilia se ha convertido en algo tan programado y regulado que, aparte de convertirse en ermitaño o anacoreta, parece imposible evitar recurrir al teléfono y a Internet para comunicarse con la familia, los amigos y los compañeros; por no hablar de evitar las monótonas obligaciones del trabajo y del hogar. Incluso el esfuerzo necesario para tomarse unas vacaciones puede resultar una ardua tarea.
Desde el día en que la pensión sustituye al salario, se supone que los mayores (porque en eso nos hemos convertido) disponen de tiempo y espacio ilimitados para explorar vías de relajación e innovar nuevos intereses o aficiones para satisfacer un anhelo de aprendizaje largamente acariciado.Sin embargo, la disminución de las facultades individuales para la actividad mental, física y, sí, sexual, pronto se hace demasiado evidente, de modo que se aplica el fenómeno inverso y todo tarda mucho más tiempo en llevarse a cabo. Esas tareas y distracciones cotidianas siguen ahí, mientras que los boletines de noticias y las redes sociales provocan depresión y ansiedad sobre "a dónde va a parar el mundo".
Los filósofos de la antigua civilización china encontraron una solución para mantener la calma y la serenidad. Se llama Wu Wei y evolucionó a través del Daoísmo, que anima a sus adeptos a seguir El Camino que "nunca actúa pero nada deja de hacer". Es una paradoja, porque el secreto del Wu Wei es la acción sin esfuerzo, que conduce a esa tranquilidad interior que sólo puede lograrse aceptando el orden del mundo natural.
Así, hay que aprender a no luchar contra la implacabilidad de las fuerzas opuestas. La analogía no consiste en nadar río arriba, sino en dejar que la corriente natural del río de la vida te lleve a salvo hasta su desembocadura, evitando peligros como los rápidos desviándote a su alrededor.Sin embargo, el Dao De Jing nos dice que debemos ser como el agua que, aunque sumisa y débil, no puede ser superada por atacar implacablemente lo que es duro y fuerte.
Esto puede sonar al principio de poner la otra mejilla o al pacifismo intencionado de Gandhi, pero un concepto confuciano más profundo del Wu Wei es una técnica que permite al practicante obtener un mayor control de los asuntos humanos a través de la paciencia y el autoconocimiento.
Las conjeturas sobre cómo se transformará la filosofía del Wu Wei con la llegada de la superinteligencia artificial preocupan profundamente a la humanidad, pero son irrelevantes para las máquinas que pronto dominarán todo lo natural.
Escrito por el viejo Roberto Cavaleiro antes de darse un chapuzón en el río Leteo.
Tomar. 11 de diciembre de 2025








