Si sigues teniendo problemas para mantenerte caliente a pesar de ponerte muchas capas de ropa y te sientes cada vez más sensible al frío, es posible que la edad tenga algo que ver.
Hemos hablado con la Dra. Elise Dallas, médico de cabecera de London General Practice, que nos ha explicado seis razones comunes por las que tendemos a sentir más el frío a medida que envejecemos, y nos ha dado algunos consejos útiles sobre cómo mantenernos abrigados y cómodos cuando llegan los meses más fríos.
1. Metabolismo más lento
Un metabolismo más lento contribuye a pasar más frío con la edad.
"El metabolismo se ralentiza con la edad debido a la reducción de la masa muscular magra y a los cambios hormonales", explica Dallas. "La función tiroidea disminuye, especialmente los niveles de T3 libre, lo que reduce la tasa metabólica y la producción de calor. Los cambios suprarrenales incluyen la reducción de DHEA (dehidroepiandrosterona) y la alteración de los ritmos de cortisol, que pueden afectar al equilibrio energético y la termorregulación".
"La termogénesis, el proceso de producción de calor en el cuerpo, se vuelve menos eficiente. Incluye el calor metabólico basal, los escalofríos y los mecanismos que no producen escalofríos, como la activación de la grasa parda".
2. Menos músculos y grasa
Muchos de nosotros tendemos a perder músculo y grasa más tarde en la vida, lo que reduce el aislamiento de nuestro cuerpo.
"La masa muscular disminuye debido a la sarcopenia, lo que reduce la generación de calor. La grasa subcutánea también disminuye, reduciendo el aislamiento", dice Dallas. "La grasa se redistribuye de las extremidades a las zonas centrales, lo que disminuye el calor periférico".
3. Mala circulación
La circulación tiende a disminuir de forma natural con la edad.
"Los vasos sanguíneos se endurecen y la vasodilatación se vuelve menos sensible", dice Dallas. "La circulación periférica se ralentiza, sobre todo en las extremidades, lo que reduce el aporte de calor. La regulación autonómica del flujo sanguíneo también se debilita, lo que dificulta el mantenimiento del calor."
4. Afecciones crónicas
Afecciones crónicas como el hipotiroidismo, la anemia y la diabetes pueden aumentar la sensibilidad al frío de las personas mayores al afectar a la capacidad del organismo para generar y hacer circular el calor.
"El hipotiroidismo reduce la producción metabólica de calor y la anemia disminuye el aporte de oxígeno a los tejidos, reduciendo la energía y el calor celular", explica Dallas. "Mientras que la diabetes puede causar neuropatía periférica y daño vascular, perjudicando la sensación de calor y la circulación".
"Además, la insuficiencia cardíaca reduce el gasto cardíaco, limitando el flujo sanguíneo a la piel y las extremidades, y el fenómeno de Raynaud provoca una vasoconstricción exagerada en respuesta al frío".
Créditos: AP;
5. Efectos secundarios de la medicación
Debido a los cambios corporales relacionados con la edad y al uso habitual de múltiples medicamentos, los adultos mayores son más susceptibles a los efectos secundarios.
"Los diuréticos, incluidos los tiazídicos (p. ej., bendroflumetiazida), los de asa (p. ej., furosemida) y los ahorradores de potasio (p. ej., espironolactona) pueden provocar deshidratación y desequilibrio electrolítico, lo que afecta a la termorregulación", afirma Dallas. "Los antidepresivos como los ISRS (p. ej., sertralina, fluoxetina) y los tricíclicos (p. ej., amitriptilina) pueden afectar al control hipotalámico de la temperatura y provocar vasoconstricción.
"Además, los vasodilatadores como los antagonistas del calcio (p. ej., amlodipino) y los alfabloqueantes (p. ej., doxazosina) pueden alterar el tono vascular y la retención de calor, y los betabloqueantes (p. ej., bisoprolol) reducen el gasto cardíaco y la circulación periférica".
6. Factores adicionales
También influyen otros factores relacionados con la edad.
"El adelgazamiento de la piel, la reducción de la función de las glándulas sudoríparas, la disminución de la actividad física y el deterioro de la respuesta hipotalámica reducen la capacidad del cuerpo para percibir el frío y responder a él", añade Dallas. "Una menor ingesta de calorías y una menor actividad de la grasa parda también contribuyen".
¿Puede la exposición a temperaturas frías provocar algún problema grave de salud a los adultos mayores?
"Sí, la exposición al frío puede provocar problemas de salud graves a las personas mayores", afirma Dallas. "Puede producirse hipotermia, incluso en interiores, y el estrés por frío aumenta el riesgo cardiovascular, empeora la artritis y puede afectar a la cognición y la movilidad, aumentando el riesgo de caídas. La congelación también es un riesgo en caso de frío intenso".
¿Qué pueden hacer las personas mayores para mantenerse calientes este invierno?
"Llevar capas térmicas que incluyan gorros, guantes y calcetines", aconseja Dallas. "Además, mantenga la temperatura interior al menos a 20 °C, utilice mantas térmicas o bolsas de agua caliente de forma segura y compruebe que no haya corrientes de aire y aísle ventanas y puertas".
"Además, coma regularmente alimentos calientes, manténgase hidratado e intente mantenerse activo en interiores para estimular la circulación".






