Sin embargo, los ayuntamientos pueden rebajar los tipos, lo que puede mitigar el impacto de esta subida. En 2025, por ejemplo, año de elecciones municipales, 44 ayuntamientos decidieron reducir la fiscalidad, y más de doscientos aplicaron el gravamen mínimo del 0,30%, según datos recogidos por ECO en la web de la Autoridad Fiscal(AT).
El año pasado, la subida impositiva fue del 9,75% para la vivienda y del 13% para los servicios, el comercio y la industria, a través de la revisión trienal. En 2025, y "debido al efecto de la inflación entre 2022 y 2024, el aumento del IMI (Impuesto Municipal sobre Bienes Inmuebles) será menor", del 4,5% y del 6%, ya que "la variación de precios fue menor entre 2022-2024 que entre 2021-2023", explica a ECO el experto fiscal Ricardo Reis, de la consultora Deloitte.
"Según el decreto publicado, el coeficiente de corrección monetaria para 2022 es 1,06, lo que significa que el factor de actualización es 0,06. Así, los inmuebles comerciales, industriales o de servicios se actualizarán en un 1,06, es decir, un 6%. Los inmuebles residenciales, solares y otros se actualizarán un 1,045, es decir, un 4,5%", detalla.
Esta será otra carga que pesará sobre los presupuestos de las familias que pidieron préstamos para comprar viviendas y que no se benefician de exenciones fiscales. Por ejemplo, si un propietario paga actualmente 500 euros de impuesto sobre bienes inmuebles (IMI), la factura aumentará un 4,5%, o 22,50 euros, hasta alcanzar los 522,50 euros el año que viene, suponiendo que el ayuntamiento respectivo decida mantener el tipo sin cambios.
En el caso de edificios destinados a actividades de servicios, comerciales o industriales, el aumento será mayor, del 6%. Esto significa que un impuesto sobre bienes inmuebles (IMI) de dos mil euros, por ejemplo, aumentará 120 euros, hasta los 2.120 euros.







