Con el aumento de las temperaturas estivales, muchas regiones del mundo han experimentado un incremento de la frecuencia e intensidad de este tipo de catástrofes naturales, y Portugal no es una excepción.

En los últimos años, la aparición de intensos incendios forestales ha suscitado debates sobre si se están convirtiendo en algo cada vez más habitual. Este artículo examina el fenómeno de los incendios forestales en Portugal, profundiza en los factores que contribuyen a ellos y considera las implicaciones para el futuro.

Contexto histórico de los incendios forestales en Portugal

Los incendios forestales han afectado a Portugal durante siglos, principalmente durante los meses secos de verano. Sin embargo, la magnitud y la gravedad de estos incendios han aumentado notablemente en los últimos años. Según las estadísticas del Instituto Portugués de Conservación de la Naturaleza y los Bosques(ICNF), el país sufrió más de 3.000 incendios forestales sólo en 2022, devastando miles de hectáreas de tierras forestales, territorios agrícolas y amenazando a muchas comunidades rurales.

En 2024, Portugal experimentó una grave temporada de incendios forestales, con más de 100 incendios sólo en septiembre, principalmente en las regiones del norte y el centro. Estos incendios provocaron la destrucción de miles de hectáreas de terreno, con algunos informes indicando más de 147.000 hectáreas afectadas. Los incendios fueron especialmente intensos durante una semana a mediados de septiembre, con más de 110.000 hectáreas quemadas en una sola semana. La situación provocó la declaración del estado de calamidad en las zonas más afectadas y el despliegue de miles de bomberos, muchos de ellos extranjeros.

Uno de los sucesos más catastróficos ocurrió en junio de 2017, cuando los incendios forestales en el centro de Portugal se cobraron la vida de más de 60 personas en la región de Pedrogão Grande. La tragedia sirvió como llamada de atención, poniendo de relieve la urgencia de abordar y mitigar los riesgos de incendios forestales en el país.

Comprender la tendencia al alza

Una de las principales causas del aumento de los incendios forestales es el calentamiento del clima mundial. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) ha vinculado el aumento de las temperaturas globales a un incremento de la frecuencia e intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos, incluidas las sequías y las olas de calor. En Portugal, las temperaturas medias han aumentado en torno a 1 °C desde el siglo XX, lo que ha contribuido a unas condiciones más secas y a largos periodos sin lluvia. Esto hace que los bosques y la vegetación sean mucho más susceptibles a la ignición.

Otro aspecto es el impacto del cambio en los patrones de precipitaciones. Los modelos climáticos predicen que el sur de Europa, incluido Portugal, se enfrentará a periodos de sequía más prolongados seguidos de lluvias intensas, lo que puede provocar un rápido crecimiento de la vegetación seguido de condiciones de sequía extrema. Este ciclo puede crear un entorno favorable para los incendios forestales al producir una mayor carga de combustible que acaba alimentando los incendios.

Prácticas de gestión del suelo

Las prácticas de gestión del suelo también han contribuido al aumento del número de incendios forestales. Tras un periodo de declive agrícola, muchas zonas rurales de Portugal han visto resurgir matorrales salvajes llenos de vegetación densa en los campos abandonados. Estas zonas sin gestionar aumentan considerablemente la carga de combustible disponible para los incendios forestales.

Además, la mala gestión histórica, como la limpieza insuficiente de la maleza y la vegetación muerta o la falta de mantenimiento adecuado de los cortafuegos, ha exacerbado las condiciones propicias para los incendios forestales. La transición de la agricultura al bosque, combinada con una gestión inadecuada de la tierra, contribuye a que los incendios forestales sean más intensos.

Urbanización y desarrollo de infraestructuras

Portugal también ha sido testigo de una importante urbanización en las últimas décadas. A medida que la población migra hacia las zonas urbanas, las regiones rurales se han visto a menudo desatendidas. Sin embargo, muchas urbanizaciones están situadas cerca de los bosques, lo que crea una peligrosa interfaz entre los asentamientos humanos y los paisajes naturales, que se han convertido en lugares propicios para los incendios forestales.

La exposición de viviendas e infraestructuras al riesgo de incendios forestales también ha aumentado debido a la expansión hacia zonas de riesgo, lo que ha provocado la pérdida de propiedades y vidas durante los incendios forestales. Además, una infraestructura inadecuada para la extinción de incendios, especialmente en zonas remotas, puede ralentizar los tiempos de respuesta y aumentar la propagación del fuego.

Factores socioeconómicos

La estructura socioeconómica de Portugal complica aún más la gestión de los incendios forestales. Muchas zonas rurales se enfrentan a problemas económicos, como la baja productividad agrícola y las escasas oportunidades de empleo, que dificultan la aplicación de prácticas eficaces de gestión del territorio. Algunos residentes pueden carecer de recursos financieros para invertir en medidas preventivas o para adaptarse al cambio climático, lo que les hace más vulnerables a los impactos de los incendios forestales.

Los incendios forestales también provocan pérdidas económicas, convirtiéndose en un círculo vicioso en el que las pérdidas de incendios anteriores impiden futuras inversiones en la gestión de la tierra y la prevención de incendios.

El impacto medioambiental

El aumento de la incidencia de los incendios forestales tiene graves consecuencias para el medio ambiente. En Portugal, los bosques son cruciales para la biodiversidad y la captura de carbono. Los incendios forestales recurrentes pueden provocar la destrucción del hábitat, la pérdida de biodiversidad y una grave degradación del suelo. Solo los incendios forestales de 2017 provocaron la destrucción de amplias extensiones de hábitat para muchas especies autóctonas.

Además, el humo de los incendios contribuye a la contaminación atmosférica, lo que supone riesgos para la salud, especialmente para las poblaciones vulnerables, como los ancianos y las personas con problemas de salud preexistentes. Las alteraciones del ecosistema también pueden contribuir a reducir la calidad y disponibilidad del agua, lo que afecta tanto a la fauna como a las poblaciones humanas.

Estrategias de mitigación

Consciente de la creciente amenaza de los incendios forestales, Portugal ha puesto en marcha varias estrategias para combatirlos y mitigar sus efectos:

1. La gestión forestal y la prevención de incendios incluyen quemas controladas y la limpieza de la vegetación para reducir la carga de combustible. El PRR (Plan de Recuperación y Resiliencia) del Gobierno destina fondos a la reforestación y a prácticas de gestión sostenible de la tierra.

2. Compromiso de la comunidad: Es crucial preparar a las comunidades locales para hacer frente a los riesgos de incendio e implicar a la población en las prácticas de gestión. Las iniciativas comunitarias han demostrado su eficacia a la hora de crear culturas y prácticas sensibles a los incendios en las zonas de riesgo.

3. 3. Inversión en infraestructuras: La mejora de la infraestructura y la tecnología de extinción de incendios es esencial para una respuesta rápida durante los brotes de incendios forestales. Esto incluye recursos aéreos de extinción de incendios, un mejor acceso por carretera a zonas remotas y la creación de equipos de extinción formados.

4. Acción por el clima: Aunque es difícil, dada la magnitud del problema, los gobiernos de todo el mundo promueven la idea de que todas las naciones deben intentar abordar las causas profundas del calentamiento del clima. Se cree que las políticas nacionales destinadas a reducir las emisiones de carbono son una forma de proporcionar posibles beneficios a largo plazo, en un intento de mitigar los riesgos de incendios forestales, así como de abordar algunas otras preocupaciones climáticas. Parece que este problema va más allá de las meras competencias de los políticos y que todos nosotros, como individuos, debemos reflexionar sobre ello...

Mirando al futuro

Aunque los incendios forestales forman parte de la vida rural portuguesa desde hace mucho tiempo, su frecuencia e intensidad crecientes suscitan gran preocupación. Una convergencia de factores, como veranos más calurosos y largos, desafíos socioeconómicos, cambios en las prácticas de gestión de la tierra y urbanización, han conspirado para hacer que los incendios forestales sean cada vez más frecuentes.

Para combatir esta amenaza cada vez mayor son fundamentales estrategias integrales centradas en la resistencia climática, la implicación de las comunidades, la gestión eficaz del territorio y la inversión en recursos de extinción de incendios. Si no se hace frente a los efectos combinados de veranos más largos, calurosos y, en consecuencia, más secos, junto con una gestión inadecuada de la vegetación, Portugal puede verse abocado a tener que hacer frente a incendios forestales cada vez más devastadores. Esto no sólo afecta al medio ambiente, sino también a las vidas humanas y a sus medios de subsistencia.

La lucha contra los incendios forestales no consiste sólo en combatir las llamas, sino también en fomentar un futuro sostenible y resistente.