Este fue el caso de João Gonçalves. João empezó a practicar artes marciales a los 16 años y, un año después, ya trabajaba como entrenador. Su pasión era tan fuerte que intentó compaginar ambos papeles, luchador y entrenador, pero la vida, Covid y algunas lesiones acabaron por obligarle a centrarse en el entrenamiento.
El camino del luchador
El secreto de João es no rendirse nunca. Su experiencia como atleta estuvo marcada por la búsqueda incesante de la velocidad y la fuerza. Cometió errores, por supuesto, pero aprendió de ellos.
Como aficionado, con protección, participó en unos 15 combates, con dos derrotas, tres campeonatos nacionales y dos títulos nacionales abiertos. En aquella época, los eventos de lucha eran escasos. Como profesional, ganó un título de campeón nacional y un subcampeonato WAKO en un torneo mundial en Portimão. João también tuvo la oportunidad de luchar en grandes escenarios, como en China o Tenerife, representando tanto a Portugal como a España.
Como entrenador, sigue las enseñanzas de su maestro, que siempre le guió y le dio excelentes ejemplos de entrenamiento. Por cuestiones burocráticas, no realizó el curso oficial de entrenador de Muay Thai, sino que invirtió en la formación como instructor de clases y entrenador personal. Esto le permitió ampliar su perspectiva y combinar técnicas de lucha con movimientos y ejercicios sencillos para mejorar el rendimiento de los atletas.
Enseñar valores, no sólo técnicas
El estilo de enseñanza de João va más allá de las técnicas de Muay Thai y Kickboxing. Su objetivo es inculcar valores como el respeto, la lealtad, el honor, el compromiso y la dedicación. La clave es adaptar el enfoque a cada individuo, descubrir lo que le motiva y retarle a superar sus límites. "Creo que las artes marciales pueden formar individuos mejores para la sociedad y, lo que es más importante, para sí mismos. Veo a mis alumnos como una extensión de mi familia".
En una sociedad en la que los valores y el respeto parecen estar en declive, João nota una diferencia notable en los jóvenes que practican artes marciales. La importancia de la disciplina, el autocontrol y la perseverancia son algunas de las cualidades que adquieren. "Además, aprenden que las cosas no siempre salen como se planean y que la adaptación es esencial para superar los obstáculos: una valiosa lección de vida".
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João aún tiene un equipo joven, pero ya ha formado a algunos campeones regionales y nacionales, incluso en las clases de principiantes. Los resultados de su duro trabajo empiezan a verse, incluido un compañero que ganó una medalla de oro en un torneo mundial organizado por la WIFM, la mayor federación mundial de Muay Thai /equivalente a los Juegos Olímpicos de este deporte/.
"A partir del año que viene, tengo la intención de introducir a algunos de los alumnos mayores en las competiciones. Es el próximo objetivo que quiero alcanzar con estos jóvenes alumnos. "
Entrenar a la próxima generación
João también entrena a niños de 5 a 12 años, un programa que inició el año pasado. Las artes marciales ofrecen importantes beneficios mentales y físicos a los niños: confianza, autodisciplina y respeto por sí mismos y por los demás. La práctica regular les ayuda a desarrollar mejor el equilibrio, la coordinación y el control corporal. La actividad física y la concentración que requieren las artes marciales son medios eficaces para que los niños alivien el estrés y gestionen las emociones de forma constructiva. Habilidades que les ayudan a afrontar retos, como el estrés escolar.
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TopTeam Legacy en Albufeira
El Top Team Albufeira, donde entrena, siempre ha sido un punto de referencia en Muay Thai, gracias al gran maestro Florin Vintila. Con la evolución de las galas y estilos de combate, también mejoró el kickboxing.
El kickboxing tiene varios estilos diferentes y João prefiere el estilo K1 /kickboxing con una rodilla/ que también le gusta enseñar. "Como atleta, era un luchador precipitado y técnicamente imperfecto, pero lo compensaba con fuerza, velocidad y ganas de intercambiar golpes. La sensación del público animando a los competidores era increíble. Incluso hoy, fuera del ring, es maravilloso. Es bueno ver que las galas ganan cada vez más adeptos y que la gente ve los combates. La competición es única; exige una preparación intensa, pérdida de peso, entrenamiento exhaustivo, superación de los límites y, al final, satisfacción total".
Una filosofía de felicidad
Para João, las artes marciales son algo más que luchar: son una forma de realización.
"Creo que todo el mundo debería aprender un arte marcial y hacer lo que le gusta. Eso ya es la mitad del camino hacia la felicidad".