El lento crecimiento y la intensa competencia mundial están haciendo que las destilerías apuesten por la innovación, explorando nichos de mercado y ofertas de gama alta o boutique para diferenciarse. Muchas de las destilerías irlandesas más pequeñas afirman que la clave para sobrevivir es crear un turismo local fuerte y salas de degustación.

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Cada vez se exige más a los productores de whisky que sean más transparentes en su etiquetado, ya que los consumidores exigen saber exactamente quién ha fabricado qué. También está surgiendo un enfoque más local, porque los márgenes de exportación por sí solos no bastan para mantener las operaciones.